Las piedras en la vesícula o cálculos biliares son pequeños depósitos sólidos que se forman dentro de la vesícula biliar, un órgano pequeño ubicado debajo del hígado. La vesícula almacena la bilis, un líquido producido por el hígado que ayuda a digerir las grasas.
Los cálculos biliares se forman cuando hay un desequilibrio en los componentes de la bilis, como colesterol, sales biliares y bilirrubina. Pueden variar en tamaño, desde pequeños como granos de arena hasta tan grandes como una pelota de golf.
Muchas personas con cálculos biliares no presentan síntomas y se enteran por estudios realizados por otros motivos (colelitiasis asintomática). Sin embargo, cuando los cálculos bloquean los conductos biliares, pueden causar una condición llamada cólico biliar, con síntomas como:
Dolor intenso en la parte superior derecha del abdomen (especialmente después de comer)
Náuseas o vómitos
Indigestión o sensación de llenura
Dolor que puede irradiar al hombro derecho o la espalda
En casos más graves, pueden presentarse complicaciones como:
Colecistitis (inflamación de la vesícula)
Ictericia (coloración amarilla de piel y ojos)
Pancreatitis (inflamación del páncreas)
Algunos factores de riesgo incluyen:
Ser mujer (por influencia hormonal)
Edad mayor de 40 años
Sobrepeso u obesidad
Dietas altas en grasa y colesterol
Embarazo
Diabetes
Historia familiar de cálculos biliares
Pérdida de peso rápida
El diagnóstico generalmente se hace con estudios de imagen, siendo el ultrasonido abdominal el más común y efectivo. En algunos casos se puede requerir una tomografía, resonancia magnética o estudios específicos de los conductos biliares.
El tratamiento depende de los síntomas y del estado general del paciente:
Sin síntomas: No suele requerirse tratamiento inmediato.
Con síntomas o complicaciones: El tratamiento de elección es la colecistectomía, una cirugía para remover la vesícula biliar. Puede realizarse por laparoscopía (mínima invasión) o cirugía abierta, según cada caso.
Es importante mencionar que se puede vivir normalmente sin vesícula, ya que el cuerpo se adapta a digerir grasas sin ella.
La colecistectomía (cirugía para remover la vesícula biliar) es uno de los procedimientos más comunes y seguros en cirugía general. Sin embargo, puede volverse más compleja y riesgosa si se retrasa el diagnóstico o tratamiento.
🚩No retrases la cirugía si ya tienes diagnóstico🚩
Una vez que se confirma la presencia de piedras en la vesícula y hay síntomas asociados, lo más recomendable es programar la cirugía de forma electiva. Esto permite realizarla de manera mínimamente invasiva (laparoscópica), con menor riesgo, menor tiempo quirúrgico y recuperación más rápida.
Retrasar la intervención puede llevar a episodios agudos, inflamación severa, adherencias o daño a otras estructuras, lo que hace que la cirugía sea más difícil, prolongada o incluso abierta.
Un paciente ignoró sus síntomas por semanas. Una noche llegó a urgencias con dolor intenso, fiebre y vómitos. Su diagnóstico: colecistitis aguda abscedada (vesícula inflamada con pus). Requirió cirugía de urgencia con mayor dificultad técnica, mayor riesgo de complicaciones y una estancia hospitalaria más larga.
Una paciente acudió a consulta por molestias digestivas leves. Su ultrasonido mostró piedras en la vesícula, pero sin signos de inflamación. Se programó una colecistectomía laparoscópica de forma electiva. La cirugía fue rápida, segura y con mínima molestia. En 24 horas estaba en casa, y su recuperación fue excelente.